JUICIO POLITICO DE TRUMP (IMPEACHMENT) Gustavo Gonzalez Urdaneta, PhD
JUICIO POLITICO DE TRUMP
(IMPEACHMENT)
Gustavo
Gonzalez Urdaneta, PhD
Bastô que
Donald J. Trump asumiera la presidencia de EE UU, para que en un país,
duramente polarizado, se destruya la creencia de que, como escribió el crítico
Philip Rahv a principios de la década de 1950, “Estados Unidos es en su propia
naturaleza inmune a trágicos conflictos sociales y colisiones”.
Cuando el caso
Watergate estalló, hacía cuatro años que Richard Nixon era presidente. Trump
llevaba solo cuatro meses cuando ya se nombró un fiscal independiente para
investigarle. Las causas presentadas son múltiples, hay quien cita hasta ocho. En
un principio eran: (1)La grieta abierta en la Casa Blanca por la 'trama rusa;
(2) La posible relación entre los vínculos que el jefe del Estado y su equipo
hicieron en el pasado con empresarios o funcionarios del Kremlin y (3) Los
ataques informáticos y mediáticos que sufrió Hillary Clinton, rival demócrata
del multimillonario, durante la campaña electoral. Según el presidente Trump, él es víctima de
una “cacería de brujas”.
No hay asunto
más serio en Washington que el término Consejero Especial. Para un Presidente,
esto es más o menos el equivalente a echarse un tiro al pie. La gravedad implícita del término, sustentada
por la historia, era una razón principal por la que los demócratas estaban tan
ansiosos por tal designación para investigar cualquier conexión entre Rusia y
la campaña Trump, y la razón principal por la cual los republicanos estaban tan
recelosos de que se nombrara. Ambas partes saben que el nombramiento de un
abogado especial elevaría las preguntas sobre la intromisión de los rusos en
las elecciones y asuntos relacionados a un nivel completamente distinto, tanto
desde el punto de vista político como de investigación.
"Respeto
la medida", dijo el Sr. Trump sobre la decisión del Departamento de
Justicia, el miércoles 17 de mayo, de nombrar un “abogado especial” para
investigar el asunto. Sin pretender defender a Trump, no es extrañar que los
enemigos de Trump, incluso desde adentro, hayan lanzado una campaña de
difamación profunda y que los medios de noticias puedan estar actuando con
motivos ocultos, así que es de esperar que continúen los peores ataques de los
demócratas y de los medios.
A la fecha, considerando
que la intención de la cláusula de impeachment es castigar los abusos de poder
y remover a los funcionarios que son incapaces de servir, un resumen de lo que
está en las noticias y articulos de opinión y sucediendo es:
-Se le acusa de haber revelado información de
inteligencia, ineptitud para el cargo y, de
restringir
una investigación federal del FBI (participación de Rusia en su campaña);
-En muchos medios ya se emitió una opinión de
culpabilidad, incompetencia y de peligro para
el país
del presidente Trump y hasta se publicó un libro al respecto;
-Desde el ascenso al poder de Donald Trump, dos
temas de discusión son cada vez más
populares: si
el hombre está loco o no y si es apropiado hablar de si el hombre está loco o
no;
-Recientemente se ha mencionado la controversia
nuclear con Corea del Norte como posible
causal por
incitar a una posible guerra; pero,
-Aún es pronto para inculparlo sin tener ninguna
pronunciación del Consejero Especial, quien,
además, está
aparentemente en peligro de no llegar a terminar su investigación.
Lo que realmente ocurrió en
la campaña entre el equipo de Trump y Rusia, así como toda la relación de Trump
con Rusia en su imperio empresarial, aún no se ha conocido. Lo mismo ocurre con
las intervenciones de Rusia en otras áreas de las elecciones de 2016, más allá
de la piratería por correo electrónico de la campaña del Partido Demócrata y
Clinton, y las computadoras de las oficinas electorales estatales y las de sus
contratistas. Esta historia no termina, se está volviendo cada vez más oscura
con la investigación abierta a su yerno y la posible molestia de Putin frente a
las nuevas sanciones impuestas a Rusia por el Senado.
En el mejor de los casos, el
comportamiento de Trump, a la fecha, demuestra un desprecio descarado por las
normas de la democracia estadounidense. En el peor de los casos, la conducta de
Trump constituye una obstrucción de la justicia y lo que podría ser una ofensa
susceptible de acusación por prevaricación (impeachable).
Por los momentos, ha ido
quedando claro que el presidente Trump es, al menos, un embustero compulsivo.
Una de las faltas de los impeachment previos - no aprobados - de Johnson (1868)
y Clinton (1999), fueron por incumplimiento de la ley en el caso de Johnson y
por perjurio y obstrucción de la justicia de Clinton. Ambos están fáciles de
cometer por Donald Trump. Al día siguiente de la interpelación de Comey, el
presidente Trump, en una conferencia de prensa con el presidente de Rumania,
respondió a una pregunta de la prensa, que él estaría 100% dispuesto a
testificar bajo juramento sobre la interpelación a Comey. Eso no se ha dado,
mentir bajo juramento. Por cierto, Nixon renuncio antes de que lo inculparan.
Corresponde a Robert
Mueller, el consejero especial, determinar si se ha cometido un crimen. Pero el
Congreso, como rama de igualdad, también tiene la responsabilidad de investigar
las denuncias de actos ilícitos. Si los miembros de la dirección republicana
piensan que el nombramiento del Sr. Mueller deja al Congreso fuera del gancho,
están equivocados. Su autoridad es limitada. Trabaja para el Departamento de
Justicia del Presidente Trump. Él no tiene la responsabilidad de transmitir sus
hallazgos, a falta de una acusación. Y su investigación puede tomar años antes
de que se sepa algo. Es imperativo que el Congreso cumpla su mandato de
explorar todos los acontecimientos relevantes e informar al público de lo que
encuentra.
No se trata de inculpar a un
Presidente por su arrogancia, egocentrismo, narcisismo y que no profesa
ideología alguna ni muestra el más mínimo respeto por el Partido Republicano.
Hasta que no se sepa lo que ocurre en la Casa Blanca, es demasiado pronto para
decir si hay razones para acusar al Presidente sobre la supuesta traición a
inteligencia secreta, su obvia ineptitud para el cargo o de su presión para
restringir una investigación federal de contrainteligencia de la supuesta
colusión de su campaña presidencial con el Kremlin. Sin olvidar su estado
mental en cuestionamiento y la controversia con Corea del Norte, por solo
nombrar algunos causales por los que ya lo están inculpando.
Amanecerá y veremos.
GEGE/13.8.17
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