Guerra avisada no mata soldados (IV) Gustavo Gonzalez Urdaneta Miami 31 de diciembre, 2017

Guerra avisada no mata soldados (IV)

Gustavo Gonzalez Urdaneta

Miami 31 de diciembre, 2017

El 1⁰ de noviembre, en el Latin America Advisor, una publicación del Inter-American Dialogue, titulada “¿Será la oposición golpeada de Venezuela capaz de reagruparse? “; John F. Maisto, miembro de la junta asesora y ex embajador de Estados Unidos en Venezuela y la Organización de Estados Americanos, dijo que “las realidades económicas y las presiones internas, incluso dentro del chavismo y el ejército, combinadas con presiones externas implacables, pagos de deuda diferidos, revelaciones de corrupción y mayor aislamiento, podrían cambiar la imagen política de maneras que nadie puede predecir. Y aunque un papel de mediación extranjera no está fuera de discusión, lo único seguro de la tragedia venezolana en curso es que solo los venezolanos pueden resolver algo, reuniendo la voluntad política en su tiempo y en su camino, para comenzar a salir de este lío. O no”.

Honorable Sr. Maisto, nadie quiere usar la mediación extranjera y la violencia como único camino para salir de este “lío” como usted llama al genocidio local y el laboratorio de control social que ejerce Maduro sobre el pueblo venezolano. El uso per se de cualquier violencia implícita, suena muy mal y tiene ecos muy antiguos, pero no se trata solo de voluntad política-muy disminuida con la última participación electoral de gobernadores- sino que el pueblo no tiene los medios por sí solos, para provocar el cambio de esta tragedia que lleva 19 años de camino. La ayuda es para combatir la guerra no declarada que existe en el país.

En ese sentido, en la misma publicacion, Gustavo Roosen, miembro de la junta asesora y presidente del IESA en Caracas, decía que “de acuerdo con todas las encuestas disponibles, el 85% de los venezolanos quiere un cambio, y solo el 6% informa que tiene la intención de votar por el presidente Maduro. Sin embargo, frente al escenario político electoral, la única opción válida es permitir que el deterioro social y económico erosione el apoyo militar al régimen y promueva un gobierno de transición con un amplio mandato de unidad. Esto podría restablecer el estado de derecho y el respeto de los derechos humanos y reorganizar la economía. El apoyo de la comunidad internacional es esencial para lograr este objetivo”.

Muy acertada la posición del tocayo, compañero ignaciano, Dios lo oiga y se produzca esa erosión y logremos recuperar nuestro país sin más violencia. Es poco factible que la alta cúpula militar, partícipe del deterioro y señalada por narcotraficante, asuma el liderazgo requerido asi que dependeríamos de la base del estamento militar activo y en retiro. Prefiero insistir en apoyarlos con la participación internacional liderada por el Grupo de Lima mediante una intervención directa con el apoyo de instituciones como la OEA, la ONU y la UE.

El gobierno se ha aprovechado de la apariencia debilitada de una oposición que no ofrece una alternativa real al pueblo venezolano, incluso frente a un deseo de cambio. Ahora, traicionando la posición de la coalición antigubernamental y reconociendo a la poderosa Asamblea Constituyente ilegal en el pasado triunfo de elección de gobernadores de la oposición, han demostrado que la sed de poder excede su compromiso de lograr un cambio real.

El chavismo no desembocó en dictadura por error o casualidad; llegó a la dictadura de manera deliberada y necesaria. La asamblea nacional constituyente ilegal, es la culminación de ese ya largo y doloroso camino dirigido a establecer un despotismo irreversible, en manos de los grupos militares y civiles que manejan las riendas del país bajo la tutela vigilante de la Cuba castrista, los narcos, las bandas terroristas y representantes de intereses extranjeros, que están trabajando y operando en Venezuela. Ellos han sido y continúan siendo el factor primordial de sostén del Estado fallido venezolano.

El 14 de diciembre salió publicado en LateAmérica.com que Cuba y Venezuela habían firmado ese jueves en La Habana, su plan de cooperación para 2018 que incluye 9 programas de intercambio con 27 nuevos proyectos en las áreas de servicios sanitarios, suministros de medicamentos, formación de talento humano y promoción cultural y deportiva. No se quiten las alpargatas pues continúa el joropo cubano. ¡Cuando el pobre lava, llueve”.  

Esto es otra bofetada al pueblo venezolano dada la negación de Maduro a recibir los medicamentos ofrecidos por otros países e instituciones internacionales, a ningún costo. No hay duda de que continuará el drenaje a Cuba de nuestro petróleo a cambio de unos servicios que en nada ayudan en la crisis mientras Cuba si contribuye al genocidio local del gobierno de Maduro apoyado por los militares cubanos. Y para que no se nos olvide el Ministro de Comercio e Inversión Extranjera de Cuba reiteró “el respaldo del Gobierno cubano a Venezuela en su lucha contra las agresiones de que es objeto” y que “Cuba permanecerá junto a Venezuela como ocurre desde hace 18 años de cooperación ininterrumpida”. ¡Guerra avisada no mata soldados!

Lo triste, como lei recientemente, es que esa fatal ignorancia le niega a la oposición partidista advertir la naturaleza del cáncer incurable que nos afecta y ha hecho metástasis y por otra parte es posible que varios de los últimos presos liberados decidan tomar el camino que les ofrece la siniestra comisión de la verdad y se conviertan “voluntariamente” en los nuevos voceros de la ideología del régimen.

La diabólica estrategia de la dictadura es usar a la MUD y a algunos presos políticos liberados condicionalmente como portavoces de su agenda política para debilitar la lucha democrática. Esto llevará a falsas proclamas tales como: “La salida no es la protesta en la calle sino la protesta electoral”. Esta narrativa será endosada por quienes se etiquetan como opositores pero en realidad colaboran, en forma voluntaria o involuntaria, con el régimen para su legitimación y la de su perversa Constituyente.

Mientras nos acercamos al final del más caótico de los 4 años y 8 meses de la administración   Maduro, los críticos del régimen que han tenido el hábito de monitorear constantemente los signos vitales de la democracia venezolana, han llegado a la conclusión que es casi como si las instituciones políticas de la nación estuvieran hospitalizadas, con enfermeras irrumpiendo a  todas horas para anunciar "no mejora el enfermo".    

En sentido estricto, la democracia es una forma de organización del Estado en la cual las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación directa o indirecta que confieren legitimidad a sus representantes. En sentido amplio, democracia es una forma de convivencia social en la que los miembros son libres e iguales y las relaciones sociales se establecen conforme a principios contractuales. Se suelen inferir ciertos principios, signos vitales, sin los cuales no es posible afirmar que existe una democracia: la igualdad, la limitación del poder, la tiranía de la mayoría y el control del poder.

Los dos paradigmas que condicionan el desarrollo de la democracia por lo que respecta a la igualdad – participación y reconocimiento –​ no los tiene la colectividad venezolana, por lo que su sensación de responsabilidad afecta la esencia del Estado democrático. En cuanto a la limitación del poder se crean instituciones como el Legislativo, Ejecutivo y Judicial, y se les asigna a cada rama una función específica del poder, así como competencias y supuestos para su ejercicio. En Venezuela todas están bajo el control del presidente. Está claro que en nuestro país lo que existe es la “tiranía de la minoría”, del 15% que apoya al gobierno, la mayoría, ese otro 85%, lo adversa. Por último, se reconoce que un Estado democrático no puede subsistir si no existen herramientas que garanticen la regularidad de los actos de autoridad con la esencia del Estado. 

Venezuela perdió esa institucionalidad, en todo sentido, y  con ella, sus signos vitales.

¡Feliz Año a todos!