Senda del bourbon y la música country (VI): New Orleans Gustavo Gonzalez Urdaneta
Senda del
bourbon y la música country (VI): New Orleans
Gustavo
Gonzalez Urdaneta
El mismo nombre "New Orleans"
evoca una variedad apetecible de pensamientos en la mente de cualquiera que lo
escuche: los sonidos suaves del jazz, los ventiladores de techo zumbando, las
puertas de hierro forjado y la comida picante y caliente. A lo largo del río
Misisipi, la ciudad se adormece, sólo cobra vida por la noche con la juerga de
su gente, y el estruendo de la música y la risa de Bourbon Street y el Barrio
Francés (French Quarter o Vieux Carre). El Barrio Francés incluye todo el
terreno que se extiende a lo largo del río Misisipi desde Canal Street hasta
Esplanade Avenue y tierra adentro hasta North Rampart Street, en total tiene
una superficie de 78 manzanas.
Esas son las imágenes de Nueva
Orleans en las que mucha gente piensa, pero también hay otro lado de la ciudad:
un submundo obscuro que está cuidadosamente oculto como las puertas de los
pequeños patios que acechan entre las divisiones en el Barrio Francés. Este
lado oscuro está ahí, al igual que los espectaculares jardines y patios, pero
debes saber dónde buscarlo. Y si no lo ves al principio, no te preocupes,
porque es probable que se acerque sigilosamente y te sorprenda cuando menos lo
esperes.
El lado oscuro de Nueva Orleans
es tan parte de la ciudad como el Café Du Monde con sus famosos beignets (rosquillas),
y está lleno de seductoras imágenes de vudú, asesinato y fantasmas. Sólo en
Nueva Orleans la oscuridad y la muerte pueden parecer tan atractivas.
En esta oportunidad no hubo tiempo
para conocer en detalle esa parte
obscura de la ciudad pues eran muchos los sitios que queríamos conocer gracias
a esas imágenes que están en nuestras mentes cuando nos hablan de New Orleans. Creo
que fué pura casualidad que el hotel que había seleccionado mi hijo Gustavo
Enrique estaba en Canal Street y les cuento porque la suerte. Resulta que en la
acera de enfrente del hotel, al atravesar Canal Street, empieza el famoso
Barrio Francés. Todas las calles que queríamos conocer están en ese barrio y
son perpendiculares a Canal Street así que con solo cruzar la calle estábamos
en el barrio francés y podíamos seleccionar por cual calle empezar el
recorrido.
Les cuento la razón de tal
división tan pintoresca. Cuando New Orleans fue oficialmente una ciudad
norteamericana eso causo consternación entre la gente de New Orleans, quienes
se consideraban así mismos como muy civilizados y equiparaban la palabra
"estadounidense" con "bárbaro". Los únicos americanos con
los que los residentes criollos de la ciudad estaban familiarizados eran los
toscos hombres de la frontera y los hombres de la chalana aún más intolerables.
Estos hombres le causaron interminables problemas a la policía por las peleas y
borracheras públicas, además, hablaban
un idioma extraño y extranjero. Esta fué la impresión general de todos los
estadounidenses, y la llegada de los primeros colonos de los Estados Unidos no
hizo nada para cambiar esta forma de pensar. Muy pocos negocios se llevaron a
cabo entre los dos grupos, y las mujeres americanas fueron desairadas por las
damas criollas.
Debido a esto, los
estadounidenses crearon una sociedad propia y, finalmente, su propia sección de
la ciudad, fuera de los límites del Vieux Carre (French Quarter). Los
altercados entre los criollos y los estadounidenses no fueron infrecuentes, y
al final se creó un límite entre las dos sociedades. Una faja de tierra entre
el barrio francés y la sección estadounidense fue designada como "terreno
neutral" por un acto del Congreso en 1787. Esa franja de tierra, más tarde,
se conoció como Canal Street.
La primera mañana, bien
temprano, cruzamos la calle Canal y por la calle Decatur nos fuimos
directamente a desayunar al Café du Monde, eso no dejen de hacerlo y si no
quieren pegarse una gran cola para entrar, lleguen temprano. Café du Monde es
una famosa cafetería al aire libre en la Calle Decatur en el Barrio Francés, es
un destino turístico y de referencia de Nueva Orleans, conocido por su café con
leche y beignets. Fácil de identificar por sus toldos de franjas verdes y
blancas.
Los franceses trajeron café con
ellos cuando comenzaron a asentarse a lo largo de la costa del Golfo y el río
Misisipi, alrededor de 1700. Durante la Guerra Civil Estadounidense, los
criollos de Nueva Orleans desarrollaron el café mezclado con achicoria (ya que
había escasez de café), y continuaron sirviéndolo asi en Café du Monde y en
otros restaurantes de Nueva Orleans. La achicoria le agrega un sabor de chocolate
al café con leche. Los acadianos, canadienses de habla francesa llamados
Cajunes, de Nueva Escocia trajeron otras costumbres francesas, como el beignet.
A diferencia de la mayoría de las rosquillas, los beignets son piezas cuadradas
de masa sin orificios en el medio y con mayor frecuencia están cubiertas con
azúcar en polvo. A veces se sirven con fruta, mermelada, jarabe de arce o
incluso productos salados. En Café du
Monde, los beignets se sirven con una capa gruesa de azúcar en polvo y se
venden en pedidos de tres. La rotación de comensales en las mesas es increíble
al igual que la cola permanente para entrar. Lleguen temprano aunque de
vacaciones priva el disfrute y no la prisa. Siempre hay un músico en la acera
con su guitarra o su saxofón.
El menú del Café del Mundo es
simple, ya solo incluye café tostado oscuro con achicoria, beignets y zumo de
naranja recién exprimido. El café se sirve negro o con leche. Según el
vicepresidente de Café du Monde, Burton E. Benrud, Jr., los beignets siguen
siendo el único artículo de comida en el menú y Café du Monde se compromete a
"mantener las cosas como siempre lo han hecho: las recetas se han
mantenido relativamente sin cambios".
Después del desayuno nos
dedicamos a recorrer el famoso Mercado Francés que desde el Café du Monde cerca
de Jackson Square hasta el Mercado de Pulgas al final de la Avenida Esplanade,
el mercado francés incluye cinco bloques de productos locales, arte
especializado, artesanías hechas a mano, compras minoristas y mucho más. Al
igual que en algunos mercados europeos, este mercado al aire libre
históricamente encantador presenta tiendas, restaurantes, música y tradiciones
locales que son únicas en Nueva Orleans.
En 1791, el Mercado Francés se
originó como un puesto de comercio de nativos americanos a lo largo del río
Misisipi. A partir de ahí, continuó evolucionando hasta convertirse en un
centro cultural y comercial para Nueva Orleans, ya que los colonos franceses y
españoles abrieron el mercado a barcos y comerciantes de todo el mundo. Durante
los siguientes tres siglos, los inmigrantes de Europa, África y el Caribe
comenzaron a abrir sus propios locales en este mercado del Barrio Francés,
ofreciendo todo, desde carnicerías italianas hasta café africano y especias
Choctaw.
A finales del siglo XIX, el
mercado recibió su moderna estructura bizarra, diseñada por Joseph Abeilard,
uno de los primeros arquitectos afroamericanos de los Estados Unidos. Con su
nuevo hogar permanente, el Mercado Francés continuó creciendo y agregando más
productos comerciales, productos frescos y productos únicos que no se pueden
encontrar en ningún otro lado.
Hoy, el Mercado Francés se ha
convertido en uno de los destinos más populares de la ciudad. Su gran variedad
de puestos de comida, restaurantes y espacios para comer al aire libre atraen a
visitantes por cualquier cosa, desde pequeños refrigerios hasta comidas
completas e incluso productos empacados para llevar a casa como suvenires. Hay platos
icónicos de Nueva Orleans disponibles en múltiples lugares en todo el mercado,
incluidos los Po-boys (sanduches submarinos en canilla), las ostras y las
bebidas exóticas (tanto alcohólicas como no).
Es fascinante recorrer la gran variedad de pabellones y curiosidades que
uno se va encontrando en el callejón holandés, el mercado de los agricultores,
los puestos de artesanía y artistas locales y el mercado de las pulgas.
Uno de los componentes
históricamente más famosos del mercado francés se llama el Callejón Holandés,
una encantadora plaza peatonal en las calles Dumaine y St. Phillip. El callejón
fue comenzado por el anterior alcalde de Nueva Orleans, Ernest N.
"Dutch" Morial, en 1978 quien le dió al mercado francés un toque
extra de bizarro pues incluye una carpa de eventos, estatuas históricas, una
cooperativa de arte y el centro de visitantes del único Parque Nacional de Jazz
de Nueva Orleans. Aquí pueden encontrar programas e información sobre eventos
especiales en el Mercado Francés y todo lo relacionado con el Jazz en la
ciudad.
Otra de las atracciones más
populares en el mercado es el fresco y delicioso Mercado de Agricultores. Los
visitantes vienen de cerca y de lejos para visitar este pabellón, lleno de
productos locales y comidas especiales con inspiración mundana. El pabellón incluye
restaurantes de servicio completo para el desayuno, el almuerzo y la cena, así
como opciones únicas de bebidas, dulces y aperitivos. Además de las ofrendas
diarias en el pabellón, el Mercado de Agricultores también alberga mercados
especiales de alimentos frescos los miércoles y domingos, trayendo a los
mejores vendedores de la región con todo, desde verduras de temporada hasta
especias de cosecha propia. Si buscan una fruta exótica o algunos famosos
bombones de Nueva Orleans para llevar a casa, allí los encontrarán. Nos
enteramos que este mercado incluso organiza un festival especial todos los años
para la cosecha de primavera del tomate criollo. El Festival del Tomate Criollo
es gratis y está abierto al público para disfrutar de una cantidad interminable
de tomates frescos y platos a base de tomate que son únicos en el área de Nueva
Orleans.
En medio de los quioscos y los
interminables sitios de bebidas y de alimentos frescos, el Mercado Francés
exhibe a más de cincuenta artistas y artesanos locales. Desde grabado hasta
adornos de jardín y lociones, el mercado tiene una variedad única de artistas
locales y de afuera que venden sus trabajos que representan la cultura única y
auténtica de Nueva Orleans. Y no solo comparten sus creaciones, sino que tuvimos
la oportunidad de conversar con varios de ellos y nos contaron sus historias y
experiencias en la ciudad.
Además de la multitud de
artesanías, boutiques y tiendas especializadas a lo largo del Mercado Francés,
el Mercado de las Pulgas acoge a comerciantes de todo el mundo. Esta franja
interminable de vendedores al aire libre presenta de todo, desde camisetas,
joyería hecha a mano, accesorios y fotografías, que representan otra de las
comunidades diversas que integran la tradición de Nueva Orleans. Desde el
desayuno en el Café del Mundo hasta el Mercado de las Pulgas nos tomó toda una
mañana pero vale la pena. No se lo pierdan, en vacaciones antecede el disfrute
a la prisa.
Después del paseo por el Mercado
Francés nos acercamos a la Plaza Jackson y enfrente de la plaza es el mejor
sitio para tomar una carroza tirada por caballos si quieres hacer el recorrido
de la ciudad en uno de ellos. Personalmente preferimos hacerlo a pie.
Extenuante pero bien pintoresco y entretenido, puedes curiosearlo todo. La
incipiente colonia francesa de Nueva Orleans se centraba en lo que entonces se
llamaba Place d'Armes y bajo la administración colonial española, en la segunda
mitad del siglo XVIII, el nombre era Plaza de Armas y aún se conservan placas
en sus entradas con ese nombre.
Después de la Batalla de Nueva
Orleans de 1815, durante la primera mitad del siglo XIX, la antigua plaza
militar pasó a llamarse Jackson Square, por el victorioso general Jackson de la
batalla. En el centro del parque se encuentra una estatua ecuestre de Andrew
Jackson erigida en 1856, una de las cuatro estatuas idénticas en los Estados
Unidos del escultor Clark Mills. La Place d'Armes fue el sitio para la
ejecución pública de criminales y esclavos rebeldes durante el siglo XVIII y
principios del XIX.
Vale la pena darle la vuelta
para apreciar las 4 estatuas un poco más antiguas, representaciones neoclásicas
de personificaciones de las 4 estaciones, una cerca de cada esquina de la
plaza. Igual sucede con las cercas de hierro, las pasarelas, los bancos y el
paisaje de estilo parisiense que permanecen intactos desde el diseño original
de Micaela Almonester, baronesa de Pontalba, en 1851. También construyó los
edificios de Pontalba, que flanquean la antigua plaza. En los edificios de
Pontalba, que combinan edificios de ladrillo rojo y bloques de 4 pisos construidos
en la década de 1840, las plantas bajas albergan tiendas y restaurantes; los
pisos superiores son apartamentos, los apartamentos de alquiler continuo más
antiguos de América del Norte.
En el lado norte de la plaza, en
la calle Chartres, se encuentran tres edificios históricos del siglo XVIII, que
fueron el corazón de la ciudad en la época colonial. El centro de los tres es
la Catedral de St. Louis. La catedral fue designada como una Basílica menor por
el Papa Pablo VI. A su izquierda está el Cabildo, el antiguo ayuntamiento,
ahora un museo, donde se firmó la versión final de la Compra de Luisiana. A la
derecha de la catedral está el Presbiterio construido para combinar con el
Cabildo y se planeó inicialmente para albergar a los sacerdotes católicos
romanos de la ciudad y otros funcionarios de la iglesia. A principios del siglo
XIX, fue adaptado como palacio de justicia y en el siglo XX se convirtió en
museo. Visitamos algunos pues un par de ellos estaban en remodelación.
La plaza originalmente daba al
río Misisipi a través de la calle Decatur, pero la vista fue bloqueada en el
siglo XIX por la construcción de diques más altos. La orilla del río se dedicó
durante mucho tiempo a los muelles de carga. La administración del alcalde Moon
Landrieu del siglo 20 instaló un paseo marítimo escénico en la parte superior
del dique para volver a conectar la ciudad con el río; es conocido como el "Paseo
Moon" en su honor, y desde entonces ha sido expandido y pavimentado. El
espacio entre Decatur Street y el paseo Moon se le conoce como "Parque de
Artillería Washington”. No supe la razón.
Otra visita obligada en New
Orleans es a la famosa “Bourbon Street”. En gran parte tranquila durante el
día, Bourbon Street cobra vida por la noche, especialmente durante los numerosos
festivales del Barrio Francés. El más famoso de estos es la celebración anual
de Mardi Gras, cuando las calles se llenan de miles de personas. Las leyes
locales permiten beber bebidas alcohólicas en las calles del Barrio Francés y
de New Orleans.
La sección más visitada de
Bourbon Street es "Upper Bourbon Street" hacia la calle Canal, una
sección de ocho cuadras de atracciones para visitantes que incluye bares,
restaurantes, tiendas de suvenires y clubes de striptease. En el siglo XXI,
Bourbon Street es el hogar del New Orleans Musical Legends Park, un lugar
gratuito al aire libre para actuaciones de jazz en vivo, con esculturas y otros
tributos a las legendarias personalidades de la música de la ciudad.
La mayoría de los bares se
encuentran en la sección central de Bourbon. Hay por lo menos seis bastante
populares de los cuales tuvimos la oportunidad de conocer el famoso Pat
O'Brien's, el cual tiene un patio-jardín interno muy agradable para degustar su
cóctel rojo Huracán. El famoso Huracán lleva ron con un combinado Hurricane
para cocteles del mismo Pat O’Briens’s y lo sirven en un vaso alto tipo
“hurricane” con hielo picado y adornado con una rueda de naranja y Cherry. La
copa está incluida en el precio y al salir te lo dan en un envase especial muy
bien decorado. Si no lo quieres te devuelven $3. También son famosos su Bloody Mary y el
coctel Cyclone. El bar está situado en el 718 de St. Peter Street. Se los
recomiendo y les cuento que fui por la coincidencia de nombre con nuestro Pat
O’Brien, padre de las Cuatro Monedas, maracucho, pianista y organista y una de
las figuras más representativas del Jazz en Venezuela. De padre guyanés y madre
nacida en Barbados. Un gran amigo del Pub Baby Scotch donde tocaba piano en las
noches, en el sótano del CC Chacaíto, opuesto al Le Club.
Un dia almorzamos en el
restaurante Oceana que también tiene un patio interno y muy buena comida. El
principal motivo por el cual decidimos concurrir a Oceana Grill, fue su
popularidad y buena crítica y en particular yo quería probar la carne de
cocodrilo y tomarme una sopa de cebolla bien preparada y mi hijo, el gumbo de
pescado y marisco. Efectivamente y acorde con nuestra reciente visita, las críticas le
hacen justicia y la atención es excelente. Está en la esquina de Bourbon St con
739 Conti St. Hay cualquier cantidad de buenos restaurantes para elegir.
Al ir a New Orleans es
imperativo asistir a algunas sesiones de buen jazz en las noches y presenciar
ese legado musical único de Nueva Orleans transmitido de generación en
generación. Habíamos reservado para ir y disfrutar una noche de la intimidad y atmósfera
del Preservation Hall. El Preservation Hall presenta conciertos siete noches a
la semana, ofreciendo a los visitantes y locales lo mejor del jazz tradicional
de Nueva Orleans. Situado en el corazón del French Quarter en 726 St. Peter
Street, presenta conciertos íntimos y acústicos de jazz de Nueva Orleans con
algunos de los mejores intérpretes de Nueva Orleans, mostrando un legado
musical que se remonta a los orígenes del jazz. La Preservation Hall Jazz Band
presenta la música de Nueva Orleans en todo el mundo con más de 100 giras
anuales, que incluyen actuaciones en el Carnegie Hall, el Kennedy Center y en
la Sede de las Naciones Unidas. Como decía Louis Armstrong "Preservation
Hall, allí es donde encontrarás a todos los grandes".
Para cerrar les recomiendo antes
de visitarla, por no menos de tres noches, leer un poco sobre la historia de Nueva
Orleans que se inició a principios del siglo XVIII y que es de lo más interesante.
Los primeros colonos en reclamar las tierras pantanosas eran de origen francés.
Para 1700 los Borbones de Francia estaban en quiebra y, como las colonias
implicaban dinero además de aventuras, tuvieron que hacer acuerdos para que los
franceses pudieran establecerse en el Valle del Bajo Misisipi. Asi crearon un pueblo en el sitio entre el
Lago Pontchartrain y el rio Misisipi y, en 1718, se convirtió en la Nouvelle
Orleans. A partir de allí se suceden etapas de dominaciones francesas y
españolas. Para 1804 fué que la ciudad pertenecería a EE UU. Napoleón
necesitaba dinero y gracias a una dura negociación del presidente Jefferson, el
Territorio de Luisiana, que comprendía más de trescientos millones de acres,
pronto estuvo en manos de los Estados Unidos. El costo del territorio, que se
extendía desde el Misisipi hasta el Océano Pacífico, fue de alrededor de $ 15
millones, lo que lo convierte en uno de los mejores tratos de tierras en la
historia. ¡ Ne pas arrêter de le visiter!
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