Guerra avisada no mata soldados (V) – El Dia D Gustavo Gonzalez Urdaneta 6 de enero 2018
Guerra avisada no mata
soldados (V) – El Dia D
Gustavo
Gonzalez Urdaneta
6
de enero 2018
Fue Alberto Camus quien dijo “No se puede crear
experiencia, hay que pasar por ella”. En criollo solemos decir “Nadie aprende
en cabeza ajena”. Lo inteligente sería, obrar, no para ir contra el destino,
sino para ir delante de él, cuando no es asi, tendremos el destino que nos
hayamos merecido. Según William Faulkner “Lo que se considera ceguera del
destino es en realidad miopía propia”. Algo de eso nos pasó a muchos
venezolanos y llegamos a lo que decía el mismo Camus, “La tiranía totalitaria
no se edifica sobre las virtudes de los totalitarios sino sobre las faltas de
los demócratas”.
El domingo 9 de agosto de 1998, hace casi 20 años,
el periodista Carlos Alberto Montaner publicó, en El Universal, un artículo
titulado “Un caudillo con cara pintada” que, como me dijo un gran amigo, asombra
que con tanta precisión este brillante periodista dibujara el futuro de nuestro
País como si se tratara del film “Back to the Future” y él se hacia la pregunta:
¿El presidente Caldera se percataría, en su momento, del error de su decisión? Personalmente
pienso que sí, era muy inteligente y un gran estadista, pero nunca supe si lo
reconoció.
En cualquier caso, uno de los extremos más
necesarios y más olvidados en relación con esa novela llamada Historia, es el
hecho de que no está acabada y, lamentablemente, como dijo Voltaire, la
historia de los grandes acontecimientos del mundo apenas es más que la historia
de sus crímenes. Como ocurre con el genocidio local y el laboratorio de control
social que ejerce Maduro sobre el pueblo venezolano, después de 20 años de
haberlo avisado Montaner. ¡La verdad es hija del tiempo!
Nos advertía Montaner en 1998 paso-a-paso lo que
hemos padecido en estos 19 años. El arribo de un caudillo llamado Hugo Chávez
que se hizo muy famoso en 1992 por el golpe militar a Carlos Andrés Pérez y,
aunque el golpe fracasó a los 3 días, de acuerdo con las encuestas de la época
el 65 por ciento de la población adulta decía respaldar al golpista. Nos decía
que a los seis años de aquella sangrienta aventura, Hugo Chávez amenazaba con
convertirse en el próximo presidente de Venezuela, pero no para mantener las
instituciones del país, sino para llevar a cabo la mítica revolución radical de
izquierda, utilizando para ello los recursos del Estado de Derecho. Algo
parecido a lo que Hitler y Mussolini hicieron en los años treinta en sus
respectivas naciones. Tal cual, vaticinaba todo lo que ha ido ocurriendo. Que
hundiría al país en el horror y la violencia, en que nos encontramos en el 2018
y que la mayor parte de los venezolanos seríamos incapaces de percibir.
Estaríamos demasiado entretenidos en luchar contra la inflación, el desempleo y
la inseguridad ciudadana para preocuparnos por la defensa de las libertades.
¿La ceguera del destino o la miopía propia?
Es a Aristóteles a quien se le atribuye haber dicho
que “La multitud obedece más a la necesidad que a la razón, y a los castigos
más que al honor”, tal cual, ha sido el caso venezolano donde, además, hemos
tenido una oposición que no ha sabido ejercer la autoridad otorgada con el
apoyo del pueblo (6D-2015) de la primera victoria electoral de peso (56.2%)
para la oposición en 17 años, ni cumplir con los objetivos señalados en sus
propias iniciativas (16J-2017) y, por
eso, en el caso venezolano, las malas noticias se han ido revelando por sí
solas en 19 años.
La segunda
mitad del 2017 nos la pasamos analizando los pro-contra del diálogo y la salida
electoral (voto vs abstención); los políticos y parte de la ciudadanía a favor
y una gran mayoría hemos declarado con
insistencia, no sólo de la inutilidad de ambos frente a este régimen, sino que
además coinciden en la necesidad de una intervención directa promovida por el
Grupo de Lima –asistido por Canadá y EE UU - con el apoyo de los organismos
internacionales como la OEA, las UN y la UE. Lamentablemente, como les decía en
la entrega anterior, los que la apoyamos no tenemos el poder para lograrlo y
los que sí lo tienen, no se atreven. Afortunadamente, como publicó Beatrice
Rangel el 5 de enero en El Nuevo Herald ¡Gracias,
maestro Hausmann!
En un artículo
de opinión publicado este 2 de enero, titulado “El Dia D para Venezuela”, el Dr.
Ricardo Hausmann, economista venezolano Director del Centro de Estudios
Internacionales del Desarrollo de la Universidad de Harvard planteó como
solución a los problemas de Venezuela que la Asamblea Nacional podría destituir
a Maduro y al narcotraficante de su vicepresidente, Tareck El Aissami y, al
darse ese vacío de poder, la Asamblea, podría nombrar de forma constitucional a
un nuevo gobierno, el cual a su vez podría solicitar asistencia militar a una
coalición de países amigos, latinoamericanos,
norteamericanos y europeos. Indicaba que esta fuerza liberaría a Venezuela de
la misma forma en que canadienses, australianos, británicos y estadounidenses
liberaron a Europa en 1944-1945 y que eso sería semejante a la liberación de
Panamá de la opresión de Manuel Noriega por parte de Estados Unidos, la que
marcó el inicio de su democracia y del crecimiento económico más rápido de
América Latina.
Creo que es
factible asumir que la propuesta es ya del conocimiento general de los
venezolanos, asi que solo me permitiré algunos comentarios para destacar la
integridad de la misma. El Dr. Hausmann, en su inicio establece claramente el
problema y su solución como extracto de su propuesta y continúa con el planteamiento
de los antecedentes, describiendo las opciones previas manejadas por la
oposición (MUD) y concluye a ese
respecto, como piensa la mayoría, que no es creíble ni sensato pensar que
quienes son capaces de crear la hambruna que vive el país, vayan a “ceder” el
poder por la vía electoral ni cambiar las reglas de la misma como se pretende
en República Dominicana. Continúa, en su análisis de otras opciones, considerando
los pros y contras de la hipótesis de un golpe militar y las sanciones
impuestas por Estados Unidos, opinando que, en el mejor de los casos, no
surtirán efecto o son muy lentas. En el caso de las sanciones, señala que éstas no han conducido a
un cambio de régimen en Rusia, Corea del Norte, ni Irán y concluye, que eso nos
deja con una posible intervención militar internacional, solución que asusta a
la mayoría de los gobiernos latinoamericanos. Y a muchos venezolanos.
Como han
expuesto otros que apoyan la propuesta Hausmann, “hoy por hoy no nos dejan otra alternativa que responder a la fuerza
con la fuerza, a la intervención con la intervención, a la guerra con la guerra”.
La implicación queda clara, lo inimaginable de la actuación del régimen nos
lleva a un extremo inconcebible. Esa es la propuesta de Ricardo Hausmann. ¡Guerra
avisada no mata soldados!
Nos unimos al
agradecimiento de Beatrice Rangel pues el poder de convocatoria de Hausmann
logro promover la participación de muchos articulistas calificados y respetados,
no todos, con sus posiciones a la misma, sus ideas y sugerencias para llegar a una
estrategia factible de implementación que nos permita acabar con el caos en que
se encuentra el país. Comparto igualmente la opinión de quienes, a raíz del
artículo del Dia D de Hausmann, aparte de expresar su apoyo, pronostican la
sorpresa que se llevarían quienes se oponen si se llegara a un plebiscito para
definir el respaldo popular a la misma. Tal cual.
Si bien
considero válida la promoción de Werner Corrales de un “debate constructivo”,
lo urgente es conformar un equipo de trabajo que primero, defina con la
Asamblea Nacional si está dispuesta a
tomar las acciones para crear el vacío de poder y nombrar un nuevo gobierno,
segundo, analice en profundidad la propuesta de Hausmann y defina cuanto antes cuales son las
objeciones/restricciones a la propuesta del Dia D y, tercero, se avoque a
diseñar una estrategia y plan de acción integral para salir del régimen
chavista y sus adláteres. Un paso previo para ello es definir el entorno
que la afecta con sus interlocutores internos y externos para recabar sus
opiniones y posiciones. Ese equipo liderizaría el debate con el objetivo de aglutinar
y estructurar los argumentos e ideas que se expongan para construir opciones de
salida a la crisis sin necesidad de juzgarlas y mucho menos descalificar a sus
autores. Se trata de verlas bajo un enfoque de planificación estratégica que
nunca ha tenido la MUD o la oposición en general y bajo el cual aún no he visto nada publicado
respecto a la propuesta Hausmann.
Tal vez lo
ideal sería contar con el apoyo y asesoría del propio Hausmann y de su grupo en
Harvard, quienes ya han venido estudiando el Caso Venezuela por varios años,
que soporte a un equipo local dándole paso a nuevos actores en la oposición
(nueva MUD) con un liderazgo y un equipo de trabajo profesional que pueda
diseñar una estrategia y plan de acción integral para poner fin a la
destrucción y aniquilación total de Venezuela por la dictadura militar de Nicolás
Maduro.
Como ya lo han
expuesto varios, no se trata de avivar el fanatismo de la anti política ni
destrozar la clase política, ni de dividir más la oposición sino de estructurar
seriamente las opciones de salida al genocidio y control social del régimen-
llamemos a las cosas por su nombre- sometiendo a análisis lo que Hausmann
propone y complementarla y/o modificarla de acuerdo al caso. Las premisas
básicas ya las hemos dicho varios antes: (i) Ni el diálogo ni las elecciones
son realistas bajo este régimen chavista, (ii) El chavismo no desembocó en
dictadura por error o casualidad, llegó a la dictadura de manera deliberada y
necesaria y no va “ceder” el poder y (iii) La ayuda internacional es esencial
para cualquier opción a considerar. Entre las prioridades está también, el
definir cuáles son las objeciones a la intervención directa propuesta y cuál es
el respaldo sólido internacional con el que se cuenta.
Lo difícil es
que en Venezuela se ha perdido la capacidad de mantener discusiones serias y
todo se nos va en descalificar o en tomar partido por algo a ultranza. Me llamó
la atención una descalificación hacia el Dr. Hausmann ¡Él no tiene olfato
político! Me dió risa pues, en estos 19 años, el de los políticos nuestros no
nos ha ayudado nada. Se trata de establecer los hechos, alcanzar un consenso factible y no de imponer posiciones.
Las descalificaciones ayudan al régimen, porque le dan argumentos gratis y debilitan al país entero que sufre la
tiranía. Una de las restricciones más fuertes a la propuesta de intervención
directa es la falta de voluntad de muchos a poner en riesgo los “arreglos” que
les garantizan su status quo.
Sin querer
descalificar a priori, mi experiencia en la conformación de equipos mixtos con
el sector político es que, cualquier contraparte por ese sector, suele integrar
a mucha gente que lo hace solo con el objetivo del “papel” que desempeñarán
cuando las cosas se enderecen. Suelen aparecer fantasmas, que estaban perdidos,
buscando donde ubicarse a futuro. Creo que es, en parte, herencia de los
famosos equipos de enlace entre adecos y copeyanos. Hay una máxima en la
conformación de un equipo de trabajo que dice: “El personal determina el
potencial del equipo. La visión determina la dirección del equipo. El trabajo
determina la preparación del equipo. El mando determina el éxito del equipo”. No preguntes qué puede hacer
por ti el equipo, pregunta qué puedes hacer tú por él.
La propuesta de
Hausmann es compleja y la complejidad es, simplemente, un análisis multivariable,
a los que les toque analizarlo, lo primero que les recomiendo es simplificarlo
para que les sea útil y dé resultados en el corto plazo que se requiere. Aparte
de lo ya sugerido y considerando que el 85% de la población está a favor del
cambio de régimen y que éste, jamás va a ceder su poder actual, lo fundamental
es conocer realmente la verdad de la ayuda internacional que estaría dispuesto
a apoyar la injerencia directa propuesta.
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