Guerra avisada no mata soldados (VI): Los actores principales Gustavo Gonzalez Urdaneta Miami, 14 enero 2018
Guerra avisada
no mata soldados (VI): Los actores principales
Gustavo Gonzalez Urdaneta
Miami, 14 enero 2018
La política exterior rara vez ha
sido una preocupación para la gran mayoría de los ciudadanos comunes de los países
de América, desde Estados Unidos hasta la Patagonia, ni creo que haya incidido
en las elecciones internas de los países. En su mayor parte, los asuntos
exteriores tienen un interés limitado para la mayoría de los naturales de los
países de America. Le dejan eso al gobierno, que tiene una inmensa libertad de
acción internacional.
Sin embargo, el reciente éxodo
masivo de venezolanos empobrecidos hacia varios países fronterizos, si continúa,
podría generar una creciente demanda pública de presiones más fuertes sobre el
gobierno de Maduro. La mayoría de los países probablemente no se opondrían a un
compromiso más decisivo con la crisis venezolana, pero por ahora parece que las
relaciones con Caracas no son un tema político importante en el futuro. Las
quejas de toda América sobre el genocidio y control social represivo de Maduro
son, en general, cada vez mayores pero esa crítica es en gran parte retórica, y
no ha llevado a ninguna acción coherente y contundente de la región por una
mezcla compleja de razones. Hasta el momento, las sanciones
económica-financieras al país y a personas del régimen, es lo más grave
impuesto en Venezuela, a pesar de muchas declaraciones y resoluciones que
critican al régimen de Maduro. Eso no ha resuelto nada, entre otros, en Cuba, Rusia, Irán y Corea del Norte.
¡Mucho chicle pero poca bomba!
Un artículo en World Politics
con Peter Hakim, Presidente Emeritus de Inter-American Dialogue, al explicar la
ruptura de relaciones entre Brasil y Venezuela, indicaba que la mayoría de los
países de la región están ocupados resolviendo sus propios problemas internos
y afrontando recesiones profundas con un
crecimiento económico en América Latina que está por el suelo. Ninguna recesión peor
que la de Venezuela, que se dirige al colapso inminente. Varios países están
enfrentando crisis de gobernabilidad y tres de las naciones más pobladas,
Brasil, México y Colombia, tienen programado celebrar elecciones presidenciales
críticas en el 2018. En Venezuela está aún por verse. El régimen decidirá en su
momento lo que esté más a su favor. Asi estamos ¡Árbol que nace torcido, nunca
su rama endereza!
La realidad es que ningún
gobierno ha demostrado una capacidad de liderazgo regional para tratar con el
desafío venezolano, y lo que si tenemos claro es que no hay acuerdo entre los
estados latinoamericanos sobre qué hacer para ayudarnos. Aunque la intención
existe. Sin duda, que Luis Almagro, el
secretario general de la OEA, es quien ha liderizado hasta ahora, sin tregua,
la defensa por una “Venezuela Libre”. Las propuestas de Almagro han sido vistas
como demasiado radicales por la mayoría de los gobiernos en América Latina, que
siguen comprometidos con los principios de la soberanía nacional y la no
intervención. Venezuela perdió su soberanía desde que la invadió el régimen
castrocomunista de Cuba en la época de Chávez y lo que sucede internamente es
una guerra no declarada en la cual pierden la vida 26,000 habitantes por año.
Otro inconveniente para los actores externos es la debilidad de una oposición
fracturada que les dificulta concebir un enfoque coherente para la crisis
nacional. Por favor señores, no busquen excusas, lo que hace falta es Valor
pero con B de bolas en mayúscula!
Finalmente, los países
latinoamericanos son cautelosos de asociarse demasiado con la política
estadounidense sobre Venezuela, particularmente desde que el presidente Donald
Trump incluyó la acción militar entre las opciones de USA para tratar con Venezuela. El comportamiento
imprevisible e impulsivo de Trump y su empeño en satisfacer a sus electores
nacionales, lo convierten en un aliado político poco atractivo para la mayoría
de las naciones de la región. Hay muchos analistas que consideran que Trump
tiene otros problemas más serios con Irán, Rusia y Corea del Norte para ocuparse
de Venezuela. La verdad es hija del tiempo, ya veremos cuál es su reacción
cuando se dé cuenta del peligro real que representa la presencia actual de
Cuba, Irán, Rusia y China en nuestro país. No es a futuro, ya están y no con
buenas intenciones. Tal vez ya lo está y la explosión reportada a 30 millas de
Maiquetía de un supuesto barco cargado de misiles de largo alcance es parte de
su reacción. ¡Cuando el río suena, piedras trae!
Recientemente, el llamado Grupo
de Lima, integrado por 12 gobiernos americanos,
expresaron en un comunicado conjunto su "enérgica condena" ante la
"usurpación" que, consideran, ha hecho la Asamblea Constituyente
ilegal de Venezuela al asumir las funciones del Parlamento. En función de la
declaración suscrita en Lima el 8 de agosto, los 12 países reiteraron su no
reconocimiento a la Constituyente, integrada únicamente por oficialistas, y
ratificaron su apoyo a la Asamblea Nacional elegida por el electorado el
6D-2015. Asimismo, reafirmaron su decisión de intensificar consultas para
aplicar la Carta Democrática Interamericana a Venezuela, instrumento previsto
para restablecer el orden democrático dentro de los países de la Organización
de Estados Americanos (OEA).
Los
países descontentos con la medida son Argentina, Brasil, Canadá, Chile,
Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay y Perú, que
se hacen llamar el Grupo de Lima, tras la declaración suscrita por sus
cancilleres en la capital peruana para denunciar una "dictadura" y
"quiebre democrático" en Venezuela. El autodenominado Grupo de Lima
consideró en su comunicado que la medida contra el Parlamento venezolano por
parte de la Asamblea Constituyente, promovida recientemente por el chavismo,
"ratifica la ruptura del orden democrático y constitucional en
Venezuela". Estados Unidos que, muy inteligentemente no forma parte
visible del Grupo de Lima, participó de esta condena "de los vecinos de
Venezuela" a "la Constituyente ilegítima y sus directrices
autoritarias".
El
Grupo de Lima se reunirá el 22 de enero en Santiago de Chile para analizar la
crisis de Venezuela. Chile y México,
países invitados por la oposición venezolana a participar como observadores en
las negociaciones con el régimen chavista, presentarán un informe sobre la
situación del país. En estos días salió en la prensa local que el Canciller de
Chile considera que si no hay resultados, no tendrá ningún sentido seguir
adelante con el dialogo. Una de las solicitudes del gobierno chavista es que se
reconozca la ANC, ¡Qué Tal! No le falta razon a Marco Rubio, senador por el
estado de Florida, al considerar que cualquier acuerdo en el diálogo puede ser
eliminado por la ANC. Mis amigos, la hambruna y la crisis económica no esperan
por el diálogo.
A
propósito del Grupo de Lima, es pertinente recordar la historia del Grupo
Contadora propuesto en 1983 por México y Colombia con el fin de promover
conjuntamente la paz en Centroamérica,
integrado además por Venezuela y Panamá. El Grupo Contadora se conformó
al margen de los intereses de Estados Unidos, quien actuaba en medio de los
conflictos de la Guerra Fría en contra de la Unión Soviética, ayudada por Cuba,
penetrando principalmente en Nicaragua. Posteriormente en 1985 el grupo integró
a Argentina, Brasil, Perú y Uruguay y
fueron conocidos como el Grupo de los Ocho. A partir de 1990 el Grupo Contadora
adoptó el nombre de Grupo de Río el cual, sin querer pasar por alto sus logros,
decidió en febrero del 2010 la creación de un nuevo organismo denominado
Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) que heredaría los
cometidos del Grupo de Río.
Queridos
Amigos del Grupo de Lima, en Venezuela tenemos 19 años padeciendo los rigores
del régimen chavista-castrocomunista y no estamos dispuestos a desperdiciar más
tiempo en la recuperación de nuestro país, asi que por favor, actúen o
reconozcan la incapacidad para ayudarnos. No nos hagan perder más tiempo con
diálogos que no llevan a nada, reconozcan el engaño y la falta de disposición
del régimen chavista a concertar ninguna solución. Hasta la fecha, en enero,
aún no hay acuerdo entre gobierno y oposición en República Dominicana. Sean
valientes y apoyen las propuestas de Almagro de la Carta Democrática
Internacional o, más aun, soluciones como la propuesta Hausmann: El Dia D para
Venezuela.
La
oposición venezolana sueña con el ejército para derrocar a Maduro. Ahora que la
convulsión social en Venezuela ha ido creciendo debido a la agudización de la
escasez de alimentos, medicinas y ante la impunidad de la delincuencia, algunos
líderes de la oposición y expertos internacionales han planteado la posibilidad
de un golpe de Estado como única forma de provocar un cambio de régimen.
Se
le pide a los militares que "rompan su silencio" pues consideran que
la inmensa mayoría de la base militar, incluidos los suboficiales y oficiales
no de alto rango, están en contra del caos en que se encuentra Venezuela. Algunos analistas han enviado el
mensaje de que bastaría la desobediencia de un grupo de oficiales para que los
venezolanos y el mundo entero los respalden. Si el dique de protección a Maduro
del ejército venezolano se rompe, el río de la democracia correría aguas abajo
en todo el país. Otros consideran que es improbable un golpe debido a la
alianza creciente, iniciada y mantenida por Chávez en sus 14 años en el poder,
de mutuo beneficio entre el gobierno de Maduro y el ejército. En medio de la
peor crisis económica del país, las encuestas muestran que el 85% de los
venezolanos quieren que el presidente se vaya, y se considera que las fuerzas
armadas han ayudado a mantener a Maduro en el cargo a cambio de una creciente
lista de ventajas económicas aparte de estar involucrados en todos los aspectos
del desarrollo nacional.
Maduro
no tiene vínculos con las fuerzas armadas, pero la asociación cívico-militar se
ha profundizado desde que fue elegido presidente en 2013 tras la muerte de
Chávez. Bajo Maduro, el partido oficial ha carecido de estructura y liderazgo y
las fuerzas armadas han llenado el vacío de poder y ahora Maduro confía en las
fuerzas armadas para protegerlo al sofocar las protestas callejeras. Se piensa
que los militares también necesitan a Maduro pues no quieren un general
uniformado en la presidencia porque se ve mal y está un poco pasado de moda.
Entonces, para los militares de alto rango, Maduro es un buen líder. Él hace la
vida bien para ellos. Si eres un general y respetas las reglas, puedes ganar
mucho dinero por la corrupción galopante instaurada en todo el gobierno y los
inmensos beneficios del narcotráfico controlado por los militares.
En
ese sentido, los oficiales militares en servicio activo o retirado constituyen
casi la mitad del gabinete de Maduro y tienen muchos otros puestos clave. Están
a cargo de todo, desde la adquisición de armas hasta la producción de acero y
la distribución de alimentos. Las fuerzas armadas incluso tienen una planta que
produce agua embotellada. Recientemente, Maduro, en vez de elegir un veterano de la industria
para manejar PDVSA, seleccionó a un guardia nacional de servicio activo, sin
ninguna experiencia en el campo petrolero, pero de su total confianza. Para
Maduro, al igual que para Chávez, la lealtad política es mucho más importante
que el conocimiento técnico.
Lamentablemente,
las fuerzas armadas albergan poca confianza o respeto por la oposición
política, que está dividida en cuanto a liderazgo y estrategia y eso afecta
negativamente la posibilidad de un golpe militar. La esperanza de algunos es
que el deterioro social, que afecta por igual a la mayoría de los oficiales y a
la base, erosione ese dique de contención y se pongan de lado del pueblo para
sacar a Maduro, a los cubanos y a todas las mafias y terroristas que conviven
con el gobierno. Es imprescindible erradicar el castrocomunismo y los adláteres
que controlan el país. Muchos consideramos que aun así se requiere, de todas
maneras, la ayuda internacional en una injerencia directa para acabar con el
genocidio local impuesto por el poder y el control social ejercido sobre todos
los venezolanos.
Dejando
de lado la naturaleza tiránica del régimen de Maduro, es triste el frágil papel
jugado por la oposición representada en este enfoque por la MUD y la Asamblea Nacional elegida el 6 de diciembre
del 2015. Ambas han dejado pasar todas las oportunidades que han tenido para ir
abonando una ruta de salida y que el electorado supiera conque futuro debía
comprometerse. Desde que tomaron el control de la Asamblea Nacional han debido
utilizar su poder legislativo para impulsar las reformas en los sectores claves
de la economía y asistencia social asi como ocuparse, por ejemplo, en aclarar
la doble nacionalidad de Maduro e implementar lo planteado en el referéndum del
16 de julio del 2017. Nada que ver, aun siendo sus iniciativas.
Aprobar legislación es costoso y requiere el
gasto de capital político, sin embargo, el estrés de legislar, parece haber
sido simplemente demasiado para una coalición centrada en las elecciones y
preservar sus “espacios”. Totalmente anulados uno a uno por el régimen. Por lo
contrario, la oposición se ha vuelto progresivamente irrelevante ante un país
que está entrando en un período hiperinflacionario, la producción de petróleo
está disminuyendo rápidamente y la pobreza y el hambre están estallando en una
convulsión social. Frente a la renuencia del régimen de Maduro a recibir
asistencia o asesoramiento, la comunidad internacional también se encuentra con
pocos instrumentos políticos creíbles a mano para aportar una ayuda efectiva.
La triste realidad es que, para algunos, el control de Maduro sobre el poder
parece más firme que en cualquier momento desde su elección en 2013.
Hay
quienes plantean lo opuesto y apuestan a la erosión del estamento militar.
Plantean que el honor militar es algo muy distinto a los discursos del Alto
Mando. Están absolutamente convencidos de que el gobierno de Maduro no va a
durar mucho, así “gane” elecciones, incremente la represión, divida a la
oposición o termine de entregar lo que queda de soberanía. Se basan en que los
grandes y verdaderos enchufados son una minoría. La inmensa mayoría de los
venezolanos sufren de manera directa los efectos de la crisis. Ven, oyen,
sufren y padecen en mayor o menor grado. Bajo este escenario, ese conocimiento les
conducirá a rebelarse. No son ni ciegos ni sordos y por ello la rebelión está
allí, latente, en espera. La defensa de este escenario, ante la incredulidad
que pueda producir su posición, es que no les pregunten cómo va a caer Maduro,
sino que traten más bien de explicarles cómo se va a sostener. El pueblo cubano
lleva 60 años en esa espera en un país sin los recursos de Venezuela.
La
lista de actores participantes en la crisis venezolana y dentro de las opciones
de salida quedaría incompleta si, además de Cuba, no se incluye a Irán, Siria,
Rusia y China. Según Joseph Humire, analista sobre seguridad hemisférica,
Venezuela estaría siendo utilizada como base logística hasta convertirla en la
Siria de América para llegar al objetivo final, los Estados Unidos de Norte
America. Según el analista, la estrategia es ir introduciendo
“refugiados”-miembros del Hezbolá y otras organizaciones terroristas-con
documentos de identidad en países objetivos dentro del continente.
Históricamente Irán y Hezbolá han usado los refugiados como los Caballos de
Troya. No es a futuro, ya lo están
haciendo.
Venezuela
se convirtió en un puente para Irán, Siria y Hezbolá al hemisferio occidental
y Colombia es el más afectado, no solo
por los “refugiados”, sino porque todos los que están trabajando en Venezuela,
están en colaboración y comunicación con la guerrilla en Colombia. Según
Humire, Irán no va a dejar que haya una salida en Venezuela, igual que no van a
dejar que haya una salida en Siria, sin que ellos no estén negociando esa
salida. Para Irán es una forma de tener presencia en el hemisferio occidental
donde podrían amenazar a EE.UU. y tener mayor poder de negociación, si EE.UU.
siente que tiene una amenaza creíble en su patio trasero. Algo que el ciudadano
corriente estadounidense no sentirá pero tal vez sí Trump y su gobierno.
Irán
y Cuba están manipulando las circunstancias económicas y humanitarias en el
país, para impulsar lo que ellos denominan “anarquía popular” y Humire no
descarta que el propio régimen o los cubanos, o los rusos, le den las armas a
la oposición, para construir esa anarquía popular, porque la única cosa que el
régimen no puede controlar, ni Irán, ni China, ni nadie, es la situación
económica. El detonante en Venezuela seria la “Hambruna”.
Irán necesita que en Venezuela se construya
esta anarquía popular para que haya más refugiados que salgan de Venezuela, y
ya tiene las rutas por toda América Latina. Rusia gana tremendamente con la
venta de armas y China controla territorio, el espacio aéreo y marítimo. El
objetivo final es presentar una amenaza creíble a Estados Unidos lo cual lo
obligue a tomar decisiones difíciles, e intervenir, a pesar de que saben –con
lo que aprendieron en la guerra de Iraq– que el público estadounidense no
aguanta más conflictos o guerras y también saben que su economía se afecta por
estas acciones militares.
Según
Humire, es necesario que el pueblo venezolano tenga la habilidad de no
construir esa violencia pues no solo es un conflicto interno de Venezuela, es
un conflicto de actores extra regionales que amenaza la región. Es un conflicto
diseñado para exportar. Por otro lado, los venezolanos tenemos que entender que
no hay salida si no salen Cuba, Irán, Siria, Rusia y China de nuestro país. ¡La
culebra se mata por la cabeza!
Aun
para observadores internacionales, la tragedia para Venezuela es que, por
difícil que haya sido el camino hasta ahora, lo que nos espera es aún más
difícil, es construir una oposición que se adapte a la tarea aun no cumplida y
que hace falta. Los demócratas verdaderamente comprometidos en Venezuela aún
pueden forjar una oposición más efectiva, una con una estrategia y un plan de acción
basado en un programa de política positivo nacido de un debate serio y
dificultades compartidas. Además, con Maduro frente a una ciudadanía
hambrienta, cerrado a la asistencia social internacional y escaso acceso al
financiamiento internacional, la crisis de Venezuela puede brindar nuevas
oportunidades para que se reafirme la oposición. Personalmente estoy
comprometido con la mayoría pero sigo a favor de la propuesta de injerencia
directa: El Dia D para Venezuela. ¡Guerra avisada no mata soldados!
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