SOS Venezuela (IV): El Poder Originario como Resistencia Civil Gustavo Gonzalez Urdaneta
SOS Venezuela
(IV): El Poder Originario como Resistencia Civil
Gustavo
Gonzalez Urdaneta
Miami,
3 de marzo 2018
¡Despierta
y reacciona, es el momento! Fue el lema de la segunda visita de San Juan Pablo
II a Venezuela en 1996, como nos lo recordara monseñor Ovidio Perez Morales el
pasado 18 de enero y, que dadas las dificultades de entendimiento cada vez más
graves entre el gobierno y la oposición política, el pueblo debe asumir el ejercicio
de su poder originario como resistencia civil.
Se
acabó el tiempo. Se hace obligante y urgente ahora despertar. Es nuestra
desgracia y la de gran parte de Latinoamérica, la eterna búsqueda de un líder,
pues nuestras sociedades son un matriarcado por falta de figura paterna.
Olvidémonos del líder, el propio pueblo doliente debe salir a protestar y
exigir masivamente el cambio hacia una Venezuela deseable, hogar de
todos y para todos. El nivel de deterioro económico, de incompetencia
administrativa y corrupción son de tales grados que Maduro no puede cumplir sus
ofertas populistas más elementales. Ya no hay que repartir.
No
se debe limitar la protesta únicamente a la falta de comida y medicinas, es
necesario protestar y exigir el cambio de gobierno, la libertad de los presos
políticos, la recuperación económica, los derechos humanos y tantas otras
libertades y derechos suprimidos para salir del caos que impera en el país.
Primero hay que cambiar al gobierno y después nos encargamos de recuperar el
país. No es al revés. Olvidémonos de las elecciones, cualquier concesión que
hagan, en fecha y condiciones, forma parte de la nueva engatusada que harán
para permanecer en el poder. No podemos abrir la posibilidad de seis años más
con Maduro y sus adláteres. Eso no lo podemos permitir.
Olvídense
de los políticos, los actuales nos han fallado, permanentemente enfocados en
sus “legítimos” deseos de poder pero sin ninguna estrategia para cambiar el
régimen. Basta de hacerles el juego, luchemos directamente por nuestros
derechos y libertades. Como debe ser. Ya está bueno de seguir inventando.
Tenemos varios años viendo que cuando los políticos de oficio fallan, el pueblo
inventa nuevos líderes. Si no nos gustan los líderes, sencillamente,
ignorémoslos. No hay por qué estigmatizarlos. Reservemos los epítetos para la
manga de delincuentes que nos gobierna. Lo que tenemos que conquistar es un
mayor protagonismo de los ciudadanos, incrementar nuestra fuerza decisoria.
Abandonar la comodidad de la crítica estéril y sustituirla por una
indispensable creatividad.
¿Cuál
es el mayor daño que el chavismo le ha hecho a Venezuela? Las respuestas pueden
ser muchas, pero quisiera recoger y compartir la que recientemente leí de
Laureano Márquez. Decía Laureano que el chavismo no solo ha destruido el
espíritu y la esperanza ciudadana sino que hemos perdido todo rasgo de sentido
común y virtudes como la tolerancia y el respeto y nos hemos convertido en
desconfiados naturales. Lo que tenemos
por delante es recuperar a Venezuela. Como bien lo dice Leonardo Padrón
hablando de este mismo tema, los que nunca creyeron en Oscar Pérez lo hicieron
porque ciertos hechos les parecían inverosímiles. Pero ahí está la raíz del
problema, la realidad que vivimos es otra y para recuperar el país debemos
sufrir una transformación como sociedad civil y actuar sin odio para salir del
caos en que estamos. Laureano y Leonardo son la voz de nuestras conciencias.
Necesitamos reconducir las
energías de grupos que han sido llevados por la estrategia oficial a otro tipo
de respuestas, y mantener el foco. No será fácil, pero lo contrario signaría
tiempos infinitamente más difíciles para Venezuela, unos de los que, tal vez,
no podría recuperarse jamás. Hay un solo objetivo: sacar a la banda
delincuencial que se ha apoderado del Estado, que se enriquece sin vergüenza
alguna y no le importa que los venezolanos coman basura. Esa sí es la tarea y a ella deberíamos
dedicar la totalidad de nuestro esfuerzo y talento. Tenemos que ponernos de
acuerdo en el cómo y diseñar mecanismos de acción consensuada que nos permitan
lograr que el criterio de la mayoría se imponga y que la minoría acate. Según
las encuestas un 85% de la población quiere un cambio de gobierno.
Construir
un esfuerzo de resistencia en Venezuela –que no de oposición– exige varias
condiciones: saber que se lucha en un contexto no democrático; entender que se
trabaja para restablecer la democracia y para que dentro de ella sus factores
naturales puedan jugar a plenitud; ser conscientes de que se defiende a un
pueblo que es víctima y no para beneficio de sus parcialidades; tener raíces
morales a las que aferrarse para cuando se requiera volver la mirada hacia
atrás, corrigiendo el rumbo, sin dejarse atrapar por las circunstancias; en
fin, seguros de dónde se viene para tener claro el porvenir que moviliza y ha
de hacerse realidad con esfuerzo, una vez ganada la democracia.
La
resistencia civil debemos utilizarla, junto con el término "resistencia
no-violenta", para realizar acciones políticas que se basan en el uso de
métodos no-violentos por parte de grupos de civiles/comunitarios para desafiar
al régimen de Maduro y sus adláteres. Operar desafiando al adversario, mediante
la presión y la coerción no-violenta (presión psicológica y simbólica):
involucrando acciones sistemáticas para debilitar las fuentes de poder del
gobierno para obligarle a negociar o retirarse del poder político.
Entre
las formas de acción de la resistencia civil se encuentran la inmensa mayoría
de los métodos descritos como persuasión y protesta (discursos, entierros
simbólicos, demostraciones, vigilias y peticiones); múltiples formas de
no-cooperación política, económica y social (huelgas, boicots, trabajo lento,
desobediencia social-simbólica, presión sobre funcionarios, hostigamiento a
políticos, etc.), así como formas de acción o intervención directas
no-violentas (huelga de hambre, obstrucción a las autoridades, juicios públicos
a las autoridades, creación de instituciones paralelas y alternativas,
jiu-jitsu moral y político, desobediencia civil y gobierno paralelo, entre
otras).
En
muchas oportunidades, la dinámica de la-no-violencia opera como el jiu-jitsu,
el arte marcial que utiliza la misma fuerza del oponente para hacerle perder el
equilibrio y caer. En los movimientos de resistencia, el jiu-jitsu político
actúa de modo que, en lugar de responder a la violencia de los paramilitares y
los cuerpos represivos con más violencia, lo hace con desafío no violento. Esto
puede llevar a un efecto rebote de la represión, que debilita el poder de los
represores y fortalece el de quienes resisten. Del mismo modo, el jiu-jitsu
político puede llevar a que terceras partes, no involucradas en el conflicto,
tomen partido por los agredidos. Adicionalmente, esta postura lleva, a menudo,
al surgimiento de oposiciones internas en las filas del régimen e, incluso, al
quiebre definitivo que lleve a estas fuerzas a apoyar la causa de la
resistencia. Richard Gregg fue un abogado cuáquero, un destacado teórico
estadounidense sobre la no violencia y una de las primeras personas en
presentar las enseñanzas de Gandhi sobre la no violencia en el mundo
occidental. Describió las tácticas de la no violencia como "jiu-jitsu
moral". .
Las
motivaciones del movimiento de resistencia civil deben relacionarse con la
falta de libertades y derechos de la sociedad venezolana. Esta resistencia
civil del pueblo puede interpretarse y usarse en un sentido ético como una
defensa de valores humanos imprescriptibles y derechos inalienables que los
venezolanos identificaran en sus movilizaciones no-violentas como parte de un
acervo cultural de los principios de la no-violencia (derechos humanos,
dignidad del pueblo) y en este sentido la resistencia civil se acercaría y se identificaría
con la forma de lucha de Gandhi y apuesta por una lucha constructiva y
emancipadora de lo humano.
Teniendo
el marco constitucional de la democracia participativa y plural, debemos contar
con la voluntad de las comunidades organizadas en Asociaciones de Vecinos,
Civiles, Culturales, Protección a la Mujer, al Niño, al Adolescente, al
Anciano, ONGS, Juntas de Condominio; que han de formar y organizarse en su
conjunto como resistencia civil, crear planes organizados bajo la dinámica de
la-no-violencia y usar los modos transparentes de luchas de esas comunidades y
ejecutar con celo las acciones propias de la citada dinámica como mecanismos de
persuasión y protesta hasta lograr el cambio de gobierno.
Al
fin, y con toda la razón del mundo, el poder originario actuando como
resistencia civil les dice a sus presuntos dirigentes y a la comunidad
internacional que hasta aquí llegamos. Con absoluta certeza, además, de que en
esta hora crucial la salida del laberinto y el cambio hay que buscarlos por
derroteros muy distintos a los utilizados hasta la fecha.
Se trata de complementar
internamente la gestión que hasta la fecha se ha venido desarrollando con éxito
como ayuda externa y que debe continuarse pues el pueblo de Venezuela no cuenta
con ninguna forma militar o institucional para defenderse y, menos aún, para
hacer respetar sus derechos. Ante la violación diaria de los derechos humanos,
el caos y el genocidio imperantes en el país se debe declarar el Estado de Necesidad
en Venezuela y hacer lo que se debe hacer de inmediato. En estado de necesidad
esta todo el pueblo de Venezuela.
Bajo
la figura del Estado de Necesidad, se puede incurrir en una conducta
teóricamente infractora del derecho penal pero que queda eximida de
responsabilidad por el principio del estado de necesidad que junto a la
legítima defensa son causales de lo que llaman la justificación en la conducta
indebida. Eso avalaría que la comunidad internacional intervenga en forma
directa y cuanto antes mediante una fuerza multinacional para el rescate de la
democracia venezolana, cuyo fracaso se convierte en una amenaza para el resto
de los países de la región. Lo que se pide es que nos ayuden a recuperar lo que
nos han quitado.
Hay
que concentrarse en lo que se debe hacer ya que, de seguir asi, no hay mañana
para los venezolanos. La resistencia del pueblo venezolano ha sido admirable.
La clave está en la persistencia. Continuar hasta cambiar el gobierno. Hay un
futuro compartido de país por delante para quienes acompañen el clamor popular.
Manos a la obra.
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