El Acuerdo Nuclear de Irán: Ratificación, suplemento o liquidación? Gustavo Gonzalez Urdaneta
El Acuerdo Nuclear de Irán: Ratificación, suplemento o
liquidación?
Gustavo Gonzalez Urdaneta
Miami, 5 de mayo 2018
El
Acuerdo Nuclear de Irán, oficialmente llamado “Plan de Acción Integral Conjunto
(JCPOA por sus siglas en inglés), fué firmado el 14 de julio de 2015 y tiene
como objetivo evitar que Irán tenga un arma nuclear limitando su programa
nuclear, iniciado en la década de 1950, irónicamente con la ayuda
norteamericana antes de que la Revolución Islámica de 1979 rompiera los lazos
de Irán con Occidente.
Antes
de julio de 2015, Irán tenía una gran reserva de uranio enriquecido y casi
20,000 centrifugadoras, suficientes para crear de ocho a 10 bombas, según la
Casa Blanca. Los expertos estadounidenses estimaron entonces que si Irán
hubiera decidido apresurarse a fabricar una bomba, tomaría de dos a tres meses
hasta que tuviera suficiente uranio enriquecido al 90% para construir un arma
nuclear, el llamado "tiempo de ruptura". La Casa Blanca dijo que el
JCPOA eliminaría los elementos clave que Irán necesitaría para crear una bomba
y aumentar su tiempo de fragmentación a un año o más.
Bajo el acuerdo, Teherán entregó el 98 por ciento del uranio
enriquecido que ya tenía, detenía dos tercios de las centrifugadoras de
enriquecimiento, dejando solo unos pocos miles de modelos antiguos en
funcionamiento y cualquier material e instalaciones restantes se deben usar
estrictamente para fines científicos, médicos y agrícolas.
El acuerdo nuclear lo firman
Irán con un grupo de naciones conocidos como P5+1: Alemania y cinco miembros
permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (China, Estados Unidos, Francia,
Reino Unido y Rusia). Actualmente el acuerdo, defendido por los otros países
occidentales, pende de un hilo pues Trump mantiene a todo el mundo en suspenso
de si EE UU volverá a ratificarlo el próximo 12 de mayo. Eso es parte de lo que
está en juego.
El cumplimiento del acuerdo es
supervisado por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y a
cambio, Irán obtiene alivio de una porción de las sanciones económicas, algunas
de las cuales han estado vigentes desde la Revolución Islámica de 1979. Las
sanciones de las Naciones Unidas y de la Unión Europea fueron suspendidas o
levantadas, y no se introducirán nuevas sanciones mientras el JCPOA esté en
vigor.
Las sanciones impuestas
anteriormente por la ONU, EE. UU. y la UE en un intento de obligar a Irán a
detener el enriquecimiento de uranio paralizaron su economía, costando al país
más de $ 160 mil millones en ingresos petroleros desde 2012 hasta 2015
solamente. Según el acuerdo, Irán podría obtener acceso a más de 100.000
millones de dólares en activos congelados en el extranjero, y pudo reanudar la
venta de petróleo en los mercados internacionales y utilizar el sistema
financiero mundial para el comercio.
Estados Unidos nunca acordó
levantar o incluso suspender permanentemente sus propias sanciones contra Irán
y el presidente de EE. UU. revisa periódicamente el acuerdo y firma la
ratificación del acuerdo. Esta ratificación es solo para las penalizaciones a
otros países por hacer negocios con Irán pero las que afectan a las empresas
estadounidenses y la de los derechos humanos siguen vigente. Esto es parte de
lo que debe definir Trump antes del 12 de mayo.
Trump, desde su campaña, dijo que
el acuerdo con Irán es "el peor acuerdo de la historia" y considera
que se debe arreglar pues no es suficiente para desmilitarizar a Irán y que no
se puede confiar en que Irán se apegue al acuerdo, el cual además no aborda el
programa de misiles de Irán ni su contribución a la discordia en el Medio
Oriente. Hay que recordar que si bien el acuerdo fue construido para frenar la
capacidad de armas nucleares de Irán, no fué creado para destruir las
capacidades de misiles de Irán. Trump parece albergar expectativas poco
realistas de que el acuerdo nuclear aborde todas las actividades problemáticas
de Irán.
Por otra parte, Irán también
apoya a grupos terroristas (Hezbollah y Hamas) en el Medio Oriente, y continúa
respaldando al presidente sirio Bashar Assad. Irán también ha proporcionado
armas a los rebeldes Houthi en Yemen, lo que coloca a los Estados Unidos en una
posición particularmente delicada dados los ataques de los rebeldes contra
Arabia Saudita, un aliado de los EE. UU. Si Trump no firma la próxima exención
de sanciones programada para el 12 de mayo, se podría afectar la continuidad
del acuerdo y hasta llegar a que el mismo colapsara por ambas partes.
Pero hay más en juego esta vez,
ya que Trump se prepara para una reunión con el líder norcoreano Kim Jong Un en
mayo o junio para negociar un acuerdo para desnuclearizar la Península Coreana.
Si Trump se retira del acuerdo nuclear de Irán, los críticos creen que podría
enviar un mensaje a los norcoreanos de que Estados Unidos les hará lo mismo y no
cumplirá sus compromisos. En ese sentido, Trump opina lo contrario, que
liquidar el trato envía el mensaje correcto a Corea del Norte de que Estados
Unidos se alejará de un acuerdo si no cree que sus socios están comprometidos
con su cumplimiento.
Hasta el momento, el OIEA ha
certificado repetidamente el cumplimiento total de Irán con el acuerdo, y la
Unión Europea ha diferido su juicio. Hay la hipótesis de una gran habilidad de
Irán para movilizar y ocultar sus facilidades nucleares a la OIEA. Cuando
aparecieron los primeros indicios de que el presidente Trump podría querer
liquidar el acuerdo, los signatarios europeos salieron en su defensa, y el
consenso es que sigue siendo el mejor mecanismo para vigilar el programa
nuclear de Irán. Con la cuenta regresiva hasta el 12 de mayo, la retórica del
Reino Unido, Francia y Alemania ha cambiado algo. Todavía creen que el JCPOA
necesita protección, pero ahora quieren un nuevo acuerdo, que también limitaría
el desarrollo de misiles balísticos de Irán, que contendría la propagación de
su influencia en Medio Oriente y proporcionaría más límites a su programa
nuclear después del 2025, cuando expira el término del Acuerdo. Lamentablemente,
no hay acuerdo perfecto y mucho menos pretender que a corto plazo abarque todo el espectro del
area nuclear.
Durante su visita a EE. UU. en
abril, el presidente francés Macron reconoció que Francia comparte las
frustraciones de Trump pues "Es cierto que este acuerdo puede no abordar
todas las preocupaciones y preocupaciones muy importantes". Macron señaló
que Francia y los Estados Unidos tienen el mismo objetivo de evitar que Irán
obtenga un arma nuclear y deberían trabajar juntos y no abandonarlo sin tener
algo más sustancial y sugirió también
que abandonar el acuerdo podría desestabilizar aún más al Medio Oriente. Al
igual que Macron, el canciller alemán Angela Merkel quiere que Trump se apegue
al acuerdo nuclear pero "También pensamos desde la perspectiva alemana que
esto no es suficiente para que las ambiciones de Irán se frenen, y estén
contenidas", dijo en Washington, DC el mes pasado.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de China reiteró el
miércoles 2 de mayo que todas las partes deberían continuar manteniendo el
acuerdo nuclear de Irán, y que el OIEA ha dicho muchas veces que Irán cumple
con el acuerdo. La portavoz del ministerio, Hua Chunying, dijo que China estaba
al tanto de los informes del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu
revelando lo que él llamó evidencia de un programa secreto de armas nucleares
iraníes, así como de la reacción provocada por la revelación. El OIEA es el
único organismo internacional con derecho a supervisar el acuerdo y emitir
juicios al respecto, y China ha observado que la agencia ha dicho varias veces
que Irán está en cumplimiento, dijo Hua y agregó que todas las partes necesitan
continuar defendiendo el pacto.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, es un viejo
opositor del JCPOA. Antes, cuando aún estaba en proceso, afirmaba que era
demasiado indulgente y dejaba espacio para la investigación de armas nucleares.
A tiempo para la inminente fecha límite del 12 de mayo, lanzó "100.000
archivos secretos", supuestamente obtenidos por espías israelíes, que
"prueban" que Teherán ha estado desarrollando armas nucleares,
independientemente de lo que digan los inspectores de la OIEA. La posición de
Israel, que no participa en el acuerdo, aparte de que Tel Aviv y Teherán sean
archienemigos históricamente, si tiene peso en los Estados Unidos; Trump ha
dicho que los reclamos de Netanyahu, entre otras cosas, le mostraron que había
tenido "100 por ciento de razón" sobre el trato con Irán. Israel dijo
el martes 1⁰ de mayo que no busca la guerra con Irán y sugirió que el
presidente de Estados Unidos, Donald Trump, respaldó el último intento de
Israel de terminar el acuerdo nuclear de Irán del 2015 al referirse a la
supuesta evidencia del trabajo de armas nucleares iraníes en el pasado.
El ministro de Exteriores británico, Boris Johnson, aseguró el 1⁰
de mayo que el acuerdo nuclear con Irán de 2015 no se basa en "la
confianza" en las intenciones de ese país, sino en una "verificación
rigurosa" por parte del OIEA y subrayó la "importancia" de
mantener el acuerdo después de que ayer el primer ministro israelí, Benjamín
Netanyahu, revelara documentos que desvelan un supuesto programa nuclear
secreto de Irán. Opinó que las disposiciones de verificación en el acuerdo
nuclear son una "buena razón" para mantener el acuerdo mientras que
se trabajen sobre él para "tener en cuenta" las "legítimas
preocupaciones" que tienen Estados Unidos y el resto de sus aliados.
Vladimir Yermakov, director general del Departamento de no
Proliferación y Control de Armas del Ministerio de Relaciones Exteriores ruso,
dijo a periodistas el 5 de mayo que el retiro de Estados Unidos del JCPOA no
necesariamente implica el final del pacto. Si Estados Unidos rompe con el
acuerdo internacional respaldado por resoluciones de Naciones Unidas, será
Estados Unidos el que sufrirá las consecuencias. Ni Irán, China, Rusia o la
Unión Europea saldrán perdiendo", declaró Yermakov.
A medida que el JCPOA parece
desmoronarse, sorprendentemente, pocos de los firmantes occidentales realmente
han pedido la opinión de Irán. Irán calificó el 1⁰ de mayo el anuncio de Israel
como "propaganda política" para presentarle como una amenaza e
influir en Estados Unidos para que se retire del pacto. Cuando el presidente francés Emmanuel Macron
telefoneó a Teherán la semana pasada, su homólogo, Hassan Rouhani, dijo que el
JCPOA no es negociable y dejó en claro que Irán no aceptará más restricciones
que las ya acordadas en 2015. Tanto Rouhani como el ministro de Relaciones
Exteriores Mohammad Javad Zarif han indicado que Irán se retirará del acuerdo
si se restablecen las sanciones estadounidenses.
La posición de Trump de querer
forzar para el 12 de mayo la solución a un acuerdo que involucra integrar
planteamientos diferentes de los signatarios, solo genera una crisis artificial
pues no hay cabida para un nuevo acuerdo después de solo tres años de
implementación.
Pueden plantearse varias
opciones, una, siguiendo los lineamientos, por ejemplo, de Europa pero China y
Rusia lo verían con reserva al sentirse excluidos. Sin embargo Pekín y Moscú
podrían favorecer un acuerdo ampliado que evite que Irán expanda su tecnología
de energía nuclear civil. Teherán puede estar abierto a un acuerdo de
seguimiento, especialmente si las otras partes en el acuerdo están unidas y se
le ofrecen nuevos incentivos.
Incluso la Casa Blanca requiere
una nueva legislación para imponer la reimposición automática de sanciones y
los demócratas han argumentado que una nueva legislación violaría los términos
del acuerdo. Independientemente de lo que acuerden los legisladores, deben
asegurarse de que, desde el punto de vista de Europa, el proyecto de ley no
viole el acuerdo nuclear. Adicionalmente, a medida que Europa y el Congreso de
EE UU se ponen de acuerdo y además
consideran las preocupaciones de Trump, deben dejar en claro ante Irán
que sus concesiones no serán gratuitas. En cuanto a los europeos, seguro
querían que Trump brinde garantías directas de no abandonar más unilateralmente
el acuerdo y que el Congreso acepte enmendar las exenciones. Irán ha dejado
claro que no aceptará más restricciones que las ya acordadas en 2015. No está nada fácil. Amanecerá y veremos.
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